LIBERTAD DE EXPRESIÓN vs LIBERTAD DE PENSAMIENTO

¿Si el dinero fuese una enfermedad, la economía sería una pandemia? Bien sabemos, hoy sufrimos, como la gravedad de una misma enfermedad tanto en un individuo como en el conjunto de una población (país) puede ser marcadamente diferente. Tanto en la enfermedad como en la economía disponemos de indicadores que nos permiten valorar cuán de eficientes somos en la gestión de las mencionadas, sabiendo que a mejor gestión mejores resultados y a peor gestión peores resultados. No es menos cierto que, son muchas las variables que pueden impactar en las mismas de forma tanto negativa como positiva. Cuando uno piensa en un mundo global tendemos a creer que a todos nos afectará por igual, pero eso es incierto. Hablando estas semanas con compañeros de Estados Unidos los precios del cerdo allí están siendo muy bajos cuando aquí se están manteniendo altos, suponiendo para los productores norteamericanos pérdidas de 30-40 $/cerdo frente un beneficio parecido aquí en euros, por lo que el diferencial de ingresos en un cerdo entre ambos es de 60-80 €. A mi me parece un abismo. Desde mi humilde punto de vista, se pone de manifiesto una vez más la importancia de que tenemos que trabajar para tener bien definidos nuestros costes de producción, optimizando los mismos independientemente de las circunstancias que vivamos en cada momento, ya que tanto el coste de las materias primas pienso (coste igual a 2/3 o 3/4 del total, además de ser un gasto variable) como el precio de venta kilo carne, los definirá el mercado. Por lo tanto, nosotros podemos expresar nuestros mejores deseos a la hora de ser sostenibles, pero considero que debemos centrarnos en pensar como ser sostenibles. Todos hemos oído decir a nuestros mayores: “piensa antes de hablar” junto al “pienso, luego existo” de Descartes.

Y es aquí donde lo quiero ligar a la libertad de pensamiento, más que a la libertad de expresión, que sin duda es mucho más efectiva. Vivimos en un mundo donde no paramos de escuchar la tan manida acepción de tengo derecho a la libertad de expresión, aunque personalmente creo que es mucho mejor la libertad de pensamiento, de la que escucho hablar poco, salvo a uno de nuestros mejores filósofos españoles, nacido hace 92 años en el barrio sevillano de Triana, Don Emilio Lledó Íñigo. La expresión, del latín expressi, significa sacar afuera con múltiples definiciones según el concepto, pero basada en la representación de un pensamiento, sentimiento o idea. Vamos, que no es precisamente lo que muchos a priori entienden cuando hablan de cualquier cosa sin fundamento alguno, aunque en muchos casos bien que se expresan, o al menos eso les parece a algunos. Insisto, sigo pensando que es mejor la libertad de pensamiento. Entendemos como pensamiento la capacidad que tenemos las personas de formar ideas y representaciones de la realidad en nuestra mente, relacionando unas con otras, conceptuándose como una cualidad humana. Después de esto, ¿qué prefieren para su quehacer diario, tener libertad de expresión o libertad de pensamiento? Para terminarnos de convencer en la preferencia de la libertad de pensamiento sobre la de expresión, dos apuntes más: una es que hay unas plantas preciosas que se llaman pensamientos y la segunda que hace referencia a la bella estatua de “El Pensador de Rodin”. Quiero animaros a practicar más la libertad de pensamiento sobre la de expresión, que también.

Considero que tenemos que ir pensando en cómo vamos a afrontar las dificultades económicas que se nos avecinan derivadas de esta crisis sanitaria tan grave, que a buen seguro no van a ser menores atendiendo a los informes que los organismos internacionales especializados ya mencionan. No podemos seguir sermoneando todo el día sobre la libertad de expresión que ya lograron nuestros abuelos y padres con su libertad de pensamiento más acción durante el siglo pasado y que, en ocasiones como las actuales, parece ser que quien más las promulgan son quienes menos las respetan. Hasta donde me enseñaron en la escuela pública de mi pueblo, en democracia mi libertad acaba donde empieza la tuya. ¿A ver si voy a estar equivocado?

Tenemos un sector agroalimentario que, como sector primario esencial, creo que no estará exento de los vaivenes de la crisis económica que se nos avecina a continuación de este drama humano que estamos viviendo, por lo que ejercitemos nuestra libertad de pensamiento para planificar a corto y medio plazo nuestras acciones a efectos de hacer que las granjas-empresas sean más eficientes, eficaces y sostenibles, planteando diferentes escenarios. “No dejemos para mañana lo que podamos, diría más debamos, hacer hoy”. Tengamos una economía saneada evitando que nuestro dinero enferme dentro de nuestros propios sistemas y seamos de ese 10% de los españoles que piensan frente al 90% que embisten, que decía nuestro gran poeta Don Antonio Machado.

“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen” – Henry Ford (1863-1947) Empresario estadounidense.

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA