La Peste Porcina Africana y sus efectos colaterales

La Peste Porcina Africana (PPA) fue descubierta por Eustace Montgomery en Kenia en el año 1921 y fue descrita como una enfermedad que generaba un fuerte proceso hemorrágico y causaba una mortalidad del 100 por 100 en los cerdos domésticos infectados (que procedían de importaciones hechas por aquel país desde Europa). En las siguientes décadas, se observó su presencia en varios países de África subsahariana y en el año 1957 llegó a Europa a través de Portugal.

En tiempos recientes, en el año 2007, la Peste Porcina Africana (PPA) se introdujo en Rusia desde la región del Cáucaso, instaurándose inicialmente en el sur del país y diseminándose posteriormente en dirección norte a partir de mayo del 2011. Desde allí se siguió extendiendo, primero por amplias zonas del Este de Europa, y luego fue avanzando, por medio de la fauna silvestre, hacía el oeste.

En el año 2018, como era de esperar, hubo un aumento de casos en las zonas ya afectadas respecto a años anteriores; paralelamente la PPA continuó su avance con la aparición por primera vez de la enfermedad en jabalíes en Hungría (abril) y Bélgica (septiembre), y en cerdo doméstico y jabalí en Bulgaria (agosto).

Como comentaba la semana pasada en una de mis clases, la Peste Porcina Africana se halla actualmente presente en tres continentes y en unos 34 países, y se espera que en el presente año 2019, las pérdidas globales en la producción mundial de carne de porcino sean de un 15 por 100, aunque esta cifra puede aumentar si la PPA sigue avanzando.

Actualmente, la PPA es especialmente grave en el Sudeste Asiático, donde está haciendo los mayores estragos y se encuentra realmente fuera de un control. Así, en el momento de escribir estas líneas, si mis informaciones son ciertas, Vietnam tiene cerca de 2.150 nuevo focos declarados y ya lleva sacrificados casi 1,5 millones de cerdos, estando afectadas unas 30 provincias. También está causando estragos la PPA en Mongolia, en Camboya y últimamente en Hong Kong, donde han sido sacrificados 6.000 porcinos ante la posibilidad de que estuvieran infectados.

Pero China, donde la PPA apareció oficialmente en el año 2018, es sin duda el mayor damnificado hasta ahora por la enfermedad, que no cesa de extenderse por su territorio. Actualmente, los expertos estiman que la enfermedad puede llevarse por delante al 20 por 100 de su cabaña porcina. Por esta razón, un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estimado que en los próximos meses las importaciones chinas de carne de cerdo pueden aumentar en más de un 26 por 100 respecto del año anterior.

Toda esta situación, sin duda dará lugar a varios importantes efectos colaterales. El primero que, probablemente en este año 2019, a nivel mundial, el consumo de carne de ave superará, por primera vez, al de la carne de porcino. El segundo que los países exportadores de carne porcina y que están libres de la PPA (como es el caso de España) tienen a corto plazo una situación claramente muy favorable. A corto plazo, porque las predicciones actuales son que entre los años 2020 y 2024 la producción mundial de carne de porcino aumentará un 5 por 100 anual, mientras que durante el mismo periodo la producción de carne de ave aumentará del orden de un 3 por 100 anual. El tercero es que el mercado las materias primas sufrirá notables modificaciones ante los estragos que está generando la PPA.

Una cuestión no menor es saber qué sucederá, especialmente en los países grandes exportadores de porcino, cuando el mercado mundial del mismo vaya recuperando su tono y paralelamente se vea sometido a una presión creciente de la carne aviar, en el Primer Mundo, siga disminuyendo el consumo de proteína animal natural y, no por último, empiecen a tomar carta de naturaleza en el mercado los nuevos alimentos (incluyendo aquí a la “carne sin carne”, a la nueva proteína animal industrial de origen laboratorial, a los insectos, a los cultivos hidropónicos súper-intensivos, etc.).

Como les decía para concluir a mis alumnos: “en mi opinión, el mundo de la producción animal, especialmente el del porcino y el de la avicultura de carne, es hoy difícilmente imaginable en el quinquenio 2025-2030, pero seguro será muy, muy distinto al actual y sobre ello haríamos bien en meditar todos en profundidad y no dejarnos cegar por la realidad actual”.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio