La importancia de las exportaciones en el sector de vacuno de cebo en España

España lleva muchos años manteniendo un nivel de autoabastecimiento superior al 100%. Tradicionalmente, la exportación era un recurso que aliviaba las tensiones de precio en el mercado interior, a través de la demanda externa.

Hoy, la exportación es un componente estratégico en nuestro sector. Más del 25% de nuestra producción viaja fuera de nuestras fronteras, ya sea en forma de carne y sus derivados o como animales vivos para sacrificio en los países de destino, situados en el arco musulmán del Mediterráneo, mientras se buscan nuevos mercados en el Extremo Oriente (China, Corea, Japón) ya se vende en Hong Kong.

España es el tercer país que más Tm de carne exporta por millón de cabezas de censo (96,8), por detrás de México (115,2) y EEUU (122,8).

Además, la exportación está evolucionando hacia productos de mayor valor (Tabla 1).

  

La evolución de la exportación ha permitido mantener un volumen de producción importante y en crecimiento los últimos años, desde el máximo histórico de 2005, a pesar de la reducción que ha tenido el consumo interno (el consumo aparente en 2005 fue de 658.000 Tm; en 2016 se estima en 598.000 Tm).

El consumo mundial de carne de vacuno está creciendo un 1,1% anual, hay espacio y oportunidades de negocio en la exportación.

 

 

¿Qué deberíamos hacer para asentar la positiva evolución del sector?

Desde la Administración, continuar y profundizar en las medidas de simplificación de trámites y apoyar las negociaciones para la apertura de nuevos mercados, muy notablemente en este momento, el de China.

Desde el sector, promover la entrada en mercados de mayor poder adquisitivo a través de productos diferenciados de alta calidad, basados en razas autóctonas o sus cruces capaces de proveer una carne con características organolépticas muy apreciables, como la raza Rubia Gallega, entre otras.

Continuar con la promoción de nuestras carnes y animales entre los países del arco mediterráneo, donde su aceptación aumenta notablemente.

Explorar la posibilidad de introducir nuestros productos en los mercados de África del Sur, donde una dificultad podría ser la poca fiabilidad de la cadena del frío, pero donde se podría llegar a los grandes centros de consumo y explotar otras áreas con precocinados o productos curados.

Mejorar el suministro interno de animales para cebo, por dos vías:

  • Aumentar la fertilidad de nuestras vacas nodrizas a niveles similares a los de la media de la UE (hoy estamos casi un 20% por debajo); esta mejora de fertilidad rendiría de 300.000 a 350.000 terneros más cada año, con el consiguiente incremento en las rentas de los ganaderos de extensivo.
  • Asegurar una mejor calidad de los terneros mamones que llegan a nuestros mercados, exigiendo que se cumpla la legislación respecto a bienestar animal (edad de entrada al mercado, encalostramiento del neonato).

 

¿Qué riesgos puede correr la exportación?

Aparte de riesgos políticos, fuera del ámbito de actuación del sector (el veto ruso, por ejemplo), podemos encontrar dos escollos importantes para la exportación.

Uno es el sanitario, especialmente lo relacionado con la tuberculosis; los repuntes de los últimos años no solo dañan la economía de las explotaciones y generan frustración entre los ganaderos y veterinarios, sino que pueden ser un riesgo para la imagen exterior de nuestra producción, a pesar de las medidas de seguridad alimentaria que se toman. Es preciso un plan nacional que cubra también la fauna salvaje y otras especies domésticas.

Otro es de gestión y manejo. En España se tiende a emplear una gran cantidad de antibióticos en la ganadería, somos el primer país en consumo de antibióticos de la UE. Si bien el cebo de vacuno es de las modalidades en que menos se emplean, la negativa imagen que se da. En general, el consumidor penaliza el consumo interno y puede llegar a perjudicar las exportaciones.

Es importante colaborar al éxito del Plan Nacional frente a las Resistencias a los antibióticos (PRAM) y establecer unas correctas pautas de empleo de antibióticos, adaptadas a las necesidades de las explotaciones de cebo.

Educar al criador en correctas prácticas de manejo de bajo estrés, medidas preventivas como la vacunación de las madres y el preacondicionamiento en el campo de los pasteros.

Forzar el control en origen o mercado de la salud de los terneros mamones (condición corporal, relación peso-edad, nivel de inmunoglobulinas en sangre…).

Si sabemos hacer frente a estas limitaciones y riesgos, la industria española de cebo puede tener un futuro halagüeño en el mercado internacional. Es labor de todos conseguirlo.

Paco González

Asesor en Sanidad, Manejo y Gestión de Explotaciones