ÍNSULA vs ÍNFULA

Isaac Asimov definió el antiintelectualismo como el culto a la ignorancia. Ha sido una constante en nuestra historia política y cultural, promovida por la falsa idea de que la democracia consiste en que “mi ignorancia es tan válida como tú conocimiento”. Creo que está quedando patente en este periodo pandémico que la ignorancia llega a prevalecer sobre el conocimiento, y ello me preocupa sobremanera. Teóricamente, desde el punto de vista legal, la ignorancia no nos exime de culpa, o quizás sí, como vemos cada día en nuestro rededor. Don Miguel de Unamuno nos decía que “Solo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe”. La ínsula o quinto lóbulo cerebral (el cerebro humano está dividido en cuatro lóbulos) es una estructura triangular de la corteza cerebral situada en el fondo de la cisura de Silvio en la parte donde confluyen los lóbulos frontal, parietal y temporal, formando parte del sistema paralímbico, y participando en numerosos procesos como la percepción del gusto-olfato, regulación de vísceras, función vestibular (equilibrio corporal), implicación en adicciones, integración de la información emocional y perceptiva, además de en la empatía y reconocimiento emocional por sus conexiones con el sistema límbico. Parece ser que en la mayoría de los seres humanos la ínsula dentro de sus primeras cuatro funciones está bastante bien desarrollada, y no tanto en las dos últimas, quizás sea porque la conexión entre el sistema paralímbico y el límbico no funcionan del todo bien en todas las personas por igual. Incluso, algunos llegan a confundirlo con el concepto geográfico que se refiere a una porción de tierra rodeada de agua llamada isla o gobierno de poca entidad que a buen seguro muchos reconocen en su córtex cerebral. Se estima que hay más de 2.100 islas en el mundo, y muchas de ellas paradisiacas como Bora Bora en la Polinesia francesa o la Isla de Pascua en Chile, que a quién no le gustaría visitar, siendo más fácil llegar hasta ellas que al quinto lóbulo cerebral. Les propongo comenzar a visitar en primer término nuestras islas Baleares, Canarias, La Toja, Las Cíes, Izaro, Santa Clara, Medes, Sancti-Petri.

La ínsula de Reil es el nombre como se la conoce a esta estructura cerebral, dividida en dos partes, debida al médico alemán Johann Christian Reil, la cuales tienen el tamaño de una moneda de un euro cada una, pero que valen mucho más, como tantas pequeñas cosas. La ínsula sigue siendo bastante enigmática en el mundo científico y se considera crucial para entender el comportamiento humano, que sin duda nos tiene desconcertados. Por ejemplo, se ha descubierto que en algunas personas que han sido capaces de dejar de fumar de un día para otro, frente a otras que nos incapaces a pesar de numerosos intentos-terapias, en las primeras aparecía una lesión en la ínsula por resonancia magnética. A veces tener alguna lesión puede ser bueno, como el caso de ciertos factores antinutricionales (FAN) o más bien nominados componentes bioactivos no nutricionales que administrados en cantidades adecuadas pueden tener efectos beneficiosos como antioxidantes, antimicrobianos e inmunomoduladores, entre otros usos en patologías crónicas de humana.

La ínfula también consta de dos partes, ya que alude a las cintas que cuelgan del sector posterior del sombrero que lucen los obispos-arzobispos cristianos y que se conoce como mitra, con la función de ceñir la misma a la cabeza, ya utilizada por los sacerdotes griegos y romanos. Las ínfulas tienen como sinónimos palabras como soberbia, arrogancia, altanería, jactancia, engreimiento, grandilocuencia, envanecimiento y aires, teniendo como antónimos términos como humildad, llaneza y sencillez. Es muy común escuchar de ciertos personajes mediáticos del futbol o artistas escénicos ínfulas de soberbia y arrogancia que personalmente me dejan perplejo, y que denotan que “no tienen bien sujeta la cabeza”, quizás sea por “esos aíres”. También podemos encontrar el término dentro de la literatura como en la novela de José Antonio del Pozo titulada “Las historias de un bobo con ínfulas”, y que creo expresa claramente el término. Por lo tanto, no se qué pensarán ustedes, pero a título particular prefiero seguir profundizando en la ínsula de Reil y en los componentes bioactivos no nutricionales de nuestras materias primas para alimentación tanto animal como humana.

“Todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas” en El cuento de la isla desconocida – José Saramago (1922-2010) – Premio Nobel de Literatura 1998

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA