¿En qué criterios se basa el consumidor cuando afronta el consumo de carne?

El pasado día 5 de marzo en el marco del 19º Congreso AECOC de Productos Cárnicos y elaborados la empresa Nielasen presentó un muy interesante estudio acerca de este mercado.

En este 19º Congreso también se presentó en un estudio encargado por la FECIC a la plataforma de estudios del comprador AECOC Shopper View sobre indicadores y tendencias de compra y consumo de carnes y productos cárnicos. Sobre ello vamos a comentar.

Entre las muchas cosas que se dijeron en la ponencia de AECOC destaca queen lo que atañe al consumo de productos cárnicos, se produce una dicotomía. Por un lado a los consumidores les gusta la carne constituyendo un motivo de placer y disfrute, porque es un alimento gustoso al paladar y fácil de introducir en la dieta, con opciones versátiles al alcance, al menos teóricamente, de cualquier bolsillo; sin embargo, se pone en evidencia que se consume con preocupación, por toda la presión social e información negativa que se da y que interfiere en la frecuencia de consumo.

El consumidor también quiere que el etiquetado contenga una información relevante. Esta información debe contener, como mínimo: la fecha de caducidad, el tipo de animal y el precio por Kg de producto.

Esta importancia que el consumidor da a la información contenida en el etiquetado es lo que FECIC pretende poner en valor, por medio de sus dos programas de autocontrol voluntario: el Programa PACIC, que verifica la calidad de los elaborados que las empresas ponen en los puntos de venta, así como la trazabilidad de las carnes, y el Programa PAED, que impulsa un etiquetado voluntario para verificar el uso correcto de la mención Duroc en las carnes y productos cárnicos en las que se utiliza esta especie animal (sobre esta cuestión ya informamos la semana pasada).

Por otra parte las muchas posverdades publicadas acerca del maltrato animal o la afirmación de que comer carne es perjudicial para la salud y el medio ambiente ha provocado que algunos compradores opten por nuevas tendencias en auge como el flexitarianismo o, incluso, el vegetarianismo.

Pero, según el mencionado estudio, a pesar de todo, al consumidor español le gusta consumir carne de forma habitual, mínimo una vez a la semana, el 81 por 100. Entre los principales motivos de consumo se aprecia que el 48 por 100 lo hace por el placer y disfrute que le aporta, el 42 por 100 por seguir una dieta equilibrada en proteínas y nutrientes, y el 30 por 100 por cuestiones de salud.

En lo que atañe a la disminución del consumo de carne por parte de algunos consumidores, que también es una realidad, el estudio indica que uno de cada tres dice consumir menos cantidad de carne que hace unos años, aunque no la ha abandonado por completo. El perfil que más ha reducido este consumo es el de las mujeres (33 por 100) y los mayores de 55 años (39 por 100), y el motivo principal que dan es por salud, el 66 por 100 por el colesterol, el 30 por 100, porque engorda, el 11 por 100, y por temas relacionados con el bienestar animal, el 22 por 100.

Importante señalar que no todos los tipos de carne o embutidos son percibidos igual por parte del consumidor. Las carnes de pollo o pavo, la carne de conejo o los embutidos cocidos se ven de forma más positiva, en línea con el concepto saludable, y su intención de consumo futura es más elevada, mientras que se espera un descenso del consumo de carne de cerdo, ternera, carne procesada, otros curados y embutidos frescos.

Otra de las conclusiones importantes del estudio de AECOC es que los consumidores demandan más sellos de calidad de las carnes, tanto en temas de bienestar como certificaciones ecológicas. Concretamente, un 35 por 100 aduce que aumentaría su consumo si el producto llevara el sello de bienestar animal, y un 32 por 100 en el caso del sello de ecológico.

Hay que tener en cuenta que el 22 por 100 de consumidores han dejado de comer carne por temas relacionados con el bienestar animal y el 15 por 100 por motivos ecológicos. Concienciar sobre las formas de producción y saber trasladar al consumidor las buenas prácticas del sector ayudaría a mejorar la percepción que tiene de los productos cárnicos.

Este estudio puede marcar la senda por la que ha de discurrir el futuro del sector cárnico en España.