El sector español de la avicultura de puesta

Partiendo de las macro magnitudes agrarias y de acuerdo con las últimas estimaciones, la Producción Vegetal supone el 61,4 por 100 de la Producción Final Agraria (PFA), la Producción Ganadera (PFG) el 35 por 100, Otras Producciones el 2,6 por 100 y la Producción de Servicios el 1 por 100.

Dentro de la Producción Final Agraria, la producción de huevos supone el 2,1 por 100 (la producción de leche supone el 61 por 100 y la de carne y ganado el 26,3 por 100); paralelamente supone el 6,1 por 100 de la PFG.

El sector productor del huevo de gallina está conformado en España, según datos oficiales de los Ministerios de Sanidad y Agricultura de 2016, por 1.250 granjas registradas para producción de huevos de gallina (12 de selección, 55 de multiplicación y 288 de cría), además de 846 centros de embalaje de huevos y 33 industrias de fabricación de ovoproductos. Se trata, en general, de pequeñas y medianas empresas familiares que han realizado importantes inversiones en equipamiento y en tecnología, que se encuentran ubicadas en el medio rural de toda España, contribuyendo positivamente a su desarrollo económico con una actividad relativamente estable.

Las granjas españolas están en su mayoría vinculadas a un centro de embalaje. Éste es el que recoge, clasifica y envasa los huevos y, posteriormente, los distribuye a las tiendas. Se trata de una cadena de comercialización tan corta que favorece la trazabilidad total, la frescura y la calidad del huevo y optimiza costes (el huevo puede llegar al consumidor, hablando en términos medios, con una antigüedad respecto a la puesta de uno a tres – cuatro días).

En el año 2016, las granjas comerciales españolas alojaban a 47,8 millones de gallinas ponedoras (de ellas el 92,9 por 100 alojadas en jaulas enriquecidas) y la producción de huevos fue de 1.125 millones de docenas, con una facturación de unos 950 millones de euros.

El sector ha exportado el año pasado unas 167.000 t de equivalente huevos cáscara y ha importado unas 50.000 toneladas (nivel de autoabastecimiento del 114 por 100).

El consumo de huevos en nuestro país en el año 2016 fue de 16 Kg. /cápita, lo que supone unas 230 unidades por persona y año. De ellos, 137 unidades corresponden a los hogares, como huevos frescos; Cantabria, Aragón, País Vasco y Navarra son las comunidades con mayor consumo y Extremadura, Canarias, Andalucía y Castilla-La Mancha, las que menos huevos consumen per cápita (datos del Panel de Consumo Alimentario de 2016 del MAGRAMA).

A la hora de comprar huevos, el consumidor de nuestro país valora especialmente factores como la frescura, el tamaño y el precio, por encima de aspectos como el sistema de producción, el envase o la marca (resultados de la encuesta “Huevómetro”, realizada a 2.000 consumidores españoles en junio 2016).

En España, la directora de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO), Mar Fernández, ha destacado que “los avicultores españoles y europeos responden a la demanda de los consumidores aplicando los requisitos del Modelo Europeo de Producción, el más exigente del mundo. Pero su futuro depende de que la sociedad lo conozca y valore, y también de que la Unión Europea lo proteja como corresponde en los acuerdos comerciales. Hasta ahora no ha sido así, y eso nos preocupa.”

El Modelo Europeo de producción, como es sabido, promueve una ganadería sostenible: compatible con la protección del medio ambiente, del bienestar y la sanidad animal y con altos estándares de seguridad alimentaria, además de viable económicamente. Por esta razón, los avicultores comunitarios aplican más de 70 normas para poner en el mercado huevos seguros y frescos.

Abrir el mercado de la Unión Europea a las importaciones de huevos producidos con menores requisitos es inapropiado para los productores comunitarios y condena a la desaparición a buena parte del sector, echando por tierra los esfuerzos realizados en los últimos años, ya que no pueden competir en costes con países terceros.

El sector reivindica que, en los acuerdos comerciales, la Unión Europea defienda su modelo y a sus productores. Fijar como condición para abrir su mercado la convergencia de los modelos productivos de las partes es imprescindible para que los respectivos sectores accedan al mercado en igualdad de condiciones.

La Unión Europea tiene abiertas actualmente, entre otras, las negociaciones con Estados Unidos y MERCOSUR, importantes productores y exportadores de huevos, con modelos regulatorios y costes muy diferentes (muy inferiores) de los de la Unión Europea.