El incidente de la carne polaca

Dice un viejo adagio que “en todas partes cuecen habas”. Desgraciadamente, el mismo es aplicable con una cierta frecuencia a un sector, en este caso al cárnico, especialmente sensible para nuestra sociedad por lo que está permanentemente en su punto de mira y dónde “ha vuelto a saltar la liebre”.

 

En efecto, el martes de la última semana de enero Polonia notificó oficialmente, a través del RASFF (Sistema Rápido de Alerta de Alimentos y Piensos), la incoación de un expediente a la empresa ELKOPL sp. Z.o.o., dado que no se tenía constancia de que se hubieran cumplido en la misma los obligados procesos de inspección post mortem en la carne producida los días 10, 11, 12 y 14 de enero. Por esta razón, las autoridades polacas han suspendido la autorización de actividad a la citada empresa.

De acuerdo con la información disponible, la carne procedente de la mencionada empresa ELKOPL sp. Z.o.o. se envió a una planta de despiece, también en Polonia, desde donde se exportó a destinatarios ubicados en Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Lituania, Portugal, Rumanía, Suecia y España.

Por esta razón, en España, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) ha reaccionado con gran rapidez, con eficiencia y eficacia, y ha confirmado la llegada a España de 367,58 kg de carne de vacas enfermas exportada por Polonia (afortunadamente los sistemas de control han funcionado correctamente y así los listados de distribución, suministrados a través del RASFF, han referenciado las empresas destinatarias ubicadas en España, el nombre de producto enviado y las fechas de envío).

El pasado jueves, día 31 de enero, se modificó el expediente como “Notificación de información para seguimiento” (el segundo escalón de menor gravedad en el sistema de alerta) y se ha clasificado el riesgo como “no decidido”.

Esta carne defectuosa fue distribuida en Baleares, País Vasco y Madrid. La Agencia ha instado a las Comunidades a tomar las medidas oportunas para su retirada inmediata y la prohibición de su venta al público. Luego, la red de alerta nacional ha funcionado perfectamente.

Dicho en otras palabras, una situación negativa, originada en otro Estado de la Unión Europea, pero que afecta o puede afectar a varios Estados de la misma, se ha podido controlar rápida y adecuadamente, y no se ha producido hasta la fecha ningún “daño directo ni colateral”. Por esta razón afortunadamente, al menos hasta el momento de escribir estas líneas, los colectivos anti-carne y la prensa amarilla de turno no han utilizado esta incidencia para seguir intentando influenciar negativamente a la sociedad.

No obstante, lo sucedido pone una vez más de manifiesto que el “riesgo cero no existe”; que siempre puede haber, a pesar de los magníficos sistemas de control que existen y se aplican habitualmente en la Unión Europea (sistemas que están siendo permanentemente perfeccionados), operadores que puntualmente no respeten las normas, ni la legislación vigente.

Y es aquí dónde hay que defender sin fisuras la aplicación de la ley, con el máximo rigor y la mayor rapidez.

Ésta es sin duda una de las mejores fórmulas para generar confianza en la sociedad, sobre la que poder edificar una demanda sólida que esté dispuesta a valorar de manera adecuada, emocional y económicamente, a los productos generados por nuestra agricultura y por nuestra ganadería.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.