¡Donald Trump es un presidente magnífico!

Frente a la opinión mayoritaria de medios de comunicación, periodistas, influencers, políticos y mentes biempensantes en general, creo que Donald Trump es uno de los mejores presidentes que puede haber.

Ahora ha decidido que hay que poner aranceles a los productos agropecuarios europeos y, por tanto, a los españoles. Y esa medida es una medida acertada que beneficiará al sector primario.

Lógicamente, me refiero al sector primario de Estados Unidos. Al sector primario de España nos va a llevar a serios problemas económicos y de desarrollo.

Pero Trump tiene razón. A él le votan y por lo tanto le pagan, los contribuyentes estadounidenses, por lo que él se debe a sus votantes. Y los defiende a muerte, con políticas que otros pensamos que son propias de un niño caprichoso, de un chulo portuario o de un apache de Pigalle. Pero él fue elegido con el lema “America first” es decir, América es lo primero y esa es la política que está llevando a cabo. El resto del mundo le importa un pito o una figa, como se decía en el castellano medieval.

Nos acaba de meter unos 7.000 millones de euros en aranceles a Europa, muchos de ellos al sector agropecuario. ¿Por qué? Pues porque parece ser que Europa subvencionó a la compañía aeronáutica Airbus y claro, eso es competencia desleal para su Boeing, según Trump.

Surge ahora una pregunta: ¿Qué tienen que ver los quesos zamoranos o navarros, los jamones ibéricos extremeños o el aceite de oliva jiennense con el A350-1000 o con el A321neo? En principio nada. Quizás es que esos quesos, esos jamones, esos aceites son productos que se producen en España, por empresas españolas mientras que los aviones (que son el origen de todo este quilombo) pertenecen a una empresa cuyos accionistas mayoritarios son Alemania y Francia. Y esos países tiene políticos que, a pesar de sentirse europeos, se sienten en primer lugar, alemanes o franceses. El señor Macron y la señora Merkel compiten por ser los líderes de una Europa unida, igualitaria y demás, pero primero sus países. Como decía Duguesclin, “ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”.

¿Y que ocurre en la idílica piel de toro? Pues que tenemos políticos que sólo se preocupan de contentar a su líder en el partido, ya que es él la persona que les colocará en un sitio u otro de las listas electorales. Los votantes damos igual, ellos tienen que seguir el refrán “quien a buen árbol se arrima…” porque es la realidad.

Tenemos un Presidente del Gobierno que va a Zafra y confunde el jamón serrano con el jamón ibérico y que cuando quiere parecer importante, ha de ir a París a bailarle el agua al señorito Macron. Pero resulta que en la oposición pasa lo mismo, uno está a lo que dice Macron y el otro a lo que dice Merkel. Entonces ¿cómo van a sentirse libres para defender los intereses de todos los españoles? ¿Cómo se puede permitir que, ante el abuso del Tío Trump, no estén montando un escándalo en Estrasburgo defendiendo el sector agropecuario español? ¡Pero si no han sido capaces de defender al sector naranjero valenciano y han permitido que se importen cientos de toneladas de naranjas sudafricanas o marroquíes mientras nuestros agricultores levantinos tienen que tirar las suyas a la basura!

Tenemos unos políticos que, desgraciadamente, nos merecemos. Hemos permitido que gente sin cultura, sin estudios, verdaderos iletrados, nos impongan leyes, restricciones, multas, cortapisas y nos hagan estar enfrentados todos los días “por un quítame allá esa momia”, mientras los asuntos importantes, los que nos dan de comer y de beber, por los que tendrían que estar ganándose esas millonadas que cobran, en su comunidad, en España y en Estrasburgo, los dejan apartados para no molestar al resto de los europeos, no vaya a ser que nos tachen de patriotas o de algo peor. Tenemos problemas con la sequía, ahora salen estudios diciendo que comer carne roja es malo malísimo para el mundo, que habría que quitar las vacas porque producen gases de efecto invernadero (las cientos de miles de fábricas de China e India que trabajan a 3 turnos, los millones de automóviles, camiones y trenes que recorren la faz de la Tierra al parecer, no tienen nada que ver) y sin embargo ninguno de nuestros representantes se planta donde haga falta y sale a defender nuestros intereses.

España ha sido siempre un país agrícola y ganadero. Fuimos el granero de Roma, tenemos carnes, quesos, embutidos, pescados, hortalizas, frutas, vinos y aceites envidiados por todo el mundo por su calidad y variedad y sin embargo nadie nos defiende. Estamos a favor de Europa, pero primero hemos de estar a favor de España.

Por eso, cuando la gente se burla de Donald Trump, de su pelo, de su cara rubicunda, de como trata a los periodistas o a los otros políticos, yo siento envidia por no tener a nadie que nos defienda, dentro y fuera y defienda nuestros intereses como él lo hace. Por eso digo que Trump no es malo, los malos son los políticos patrios que dejan que los demás abusen de nosotros.

Por Nosferatu.