A vueltas con el Brexit

Parece el cuento de “nunca acabar”. Tras otra cumbre nocturna en Bruselas, los líderes de los restantes 27 Estados de la Unión Europea ampliaron el plazo para una decisión difícil. Pero al darle al Gobierno de Theresa May solo dos semanas más para acordar un plan para abandonar el bloque, también han acotado en el tiempo las difíciles decisiones que debe tomar Gran Bretaña (Los 27 Estados mantienen aún la puerta abierta a una cada vez menos remota posibilidad de que Gran Bretaña permanezca en la Unión Europea durante un largo tiempo).

De acuerdo con lo expuesto por el presidente de la cumbre y del Consejo Europeo, Donald Tusk, hasta el dia 12 de abril, todas las opciones permanecerán abiertas y la fecha límite se retrasará. “El Gobierno del Reino Unido seguirá teniendo la opción de elegir entre un acuerdo, ningún acuerdo, una larga prórroga o la revocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa”.

La realidad es que la Unión Europea ha renunciado casi por completo al acuerdo inicial para el Brexit que negoció con May. Después de dos derrotas aplastantes, se espera que la primera ministra británica intente de nuevo conseguir apoyo parlamentario para el acuerdo la próxima semana. Pero los líderes de la UE tienen muy pocas esperanzas.

El señor Tusk también planteó la posibilidad de una prórroga más larga, pero solo si Gran Bretaña aceptaba participar en las elecciones al Parlamento Europeo a finales de mayo.

Por otra parte parece más que evidente que la U.E. parece estar realmente interesada en evitar un Brexit sin acuerdo, o al menos que se le culpe de ese resultado. En un discurso televisivo realmente poco afortunado, la señora May sugirió que un Brexit sin acuerdo era la alternativa más factible a su plan. Pero al cambiar la fecha límite para el Brexit del 29 de marzo al 12 de abril, la UE mitiga esa amenaza y da al parlamento del Reino Unido dos semanas más para encontrar un consenso.

Con independencia de las modificaciones en las fechas las opciones de Gran Bretaña en la cuestión del Brexit siguen siendo esencialmente las mismas que al principio: puede aprobar la versión del acuerdo de salida que negoció con la señora May; puede decidir quedarse en la Unión Europea (probablemente tras la celebración de otro referéndum; no hay que olvidar que hace unos días más de 2 millones de personas firmaron una petición online para revocar el Brexit) puede salir de la UE sin un acuerdo (de momento esta posibilidad se ha pospuesto, pero no se ha eliminado).

La realidad es que Gran Bretaña se ha metido, a partir de una campaña llena de inexactitudes y medias verdades (y alguna no verdad) en uh laberinto del que le va a ser muy difícil salir airosa (sobre todo, además, teniendo en cuenta las posiciones de Escocia e Irlanda).

En este sentido conviene no olvidar que el Ministro de Economía de Gran Bretaña, el señor Philip Hammond, después de ver cómo un millón de personas inundaban el pasado sábado las calles de Londres reclamando un segundo referéndum, el señor Hammond, que retiene aún entre muchos colegas conservadores la auctoritas que otros miembros del Gobierno han perdido en la batalla navajera del Brexit, ha admitido que la opción de una segunda consulta es plausible y respetable. Es la primera vez que alguien del Gobierno de la señora May se pronuncia en un tono positivo y tranquilo respecto de esta posibilidad que hace unos pocos meses parecía imposible. El señor Hammond ha afirmado que «un segundo referéndum es una propuesta perfectamente coherente que merece ser tomada en consideración«, consciente de que sus palabras iban a desatar, sin duda, las iras de los euroescépticos británicos.