2021 RE

El año 2021, que tan solo ha hecho que comenzar, espero que cuando concluya, podamos nominarle como al libro escrito por Barack Obama titulado “La audacia de la esperanza”. Sin duda, esperanza es el nombre que en muchos medios de comunicación mundiales se le ha dado al 2021, “El año de la esperanza”. Ya en la década de los 80, Victor Manuel cantaba la canción de la esperanza, Diego Torres el color de la esperanza, Manuel Carrasco la canción prisión esperanza, y durante el 2020 Color Esperanza de Coti. También hay una película dramática húngaro-italiana de principios de este siglo titulada Canción de esperanza, similar a “La vida es bella” de Benigni, ambientada en el sufrimiento y dolor de los ciudadanos de Budapest bajo la ocupación nazi, donde un cantante de ópera judío cantaba cada noche recorriendo su voz los tejados del gueto, llevando la esperanza a los recluidos y/o confinados. La RAE define esperanza como el estado de ánimo que surge cuando se presenta alcanzable lo que se desea. Si lo que deseamos es quedar libres de las consecuencias por el Covid-19, tener fe y ánimo optimista en las vacunas, como también definen algunos la esperanza, quizás sea una idea oportuna. Claro que una cosa es ser optimista, otra tener esperanza y otra la realidad, que en muchas ocasiones no van acompasadas ni de la mano. En nuestro sector plantearíamos un programa de vacunación mucho más rápido, y que como he escuchado a algunos compañeros estos días que, si fuera por y con nosotros, en un mes tenemos vacunados a las 47.332.614 personas residentes en España (24 millones de mujeres, 23 de hombres). Personalmente tengo fe, soy optimista, tengo esperanza, pero no conozco gran parte de la realidad que va a tener lugar en este nuevo año. De aquí el título de esta columna de opinión, 2021 RE, donde la R es la realidad y la E la esperanza. En mi práctica profesional he invertido bastante tiempo el último mes del año anterior a establecer objetivos de producción-económicos para este año, partiendo de los resultados obtenidos en las granjas durante 2020, que vienen a ser como los presupuestos generales del Estado, pero anuales y a mi entender menos subjetivos. Objetivo significa realizable, alcanzable, coherente, razonable y sensato. Desde mi punto de vista, considero esencial tener dichos objetivos bien definidos en cada área de producción y en cada plan de actuación.

Ya los romanos hicieron un uso amplio del término esperanza, diciendo que era la hermana del sueño que da tregua a nuestros problemas y de la muerte, que los termina. También en los griegos la descripción de la esperanza tiene un origen en un relato que muchos, a buen seguro, bien conocen, como es la Caja de Pandora. El dios Zeus guardó en un jarrón todos los males de la humanidad, que entregó a Pandora para que se lo diese a Prometeo. Pero la curiosidad hizo que antes de cumplir con su quehacer, Pandora abriese el jarrón, del que salieron todos los males que acecharon al mundo, permaneciendo tan solo en el fondo del envase el espíritu de la esperanza (Elpis). La impaciencia no suele ser buena amiga de la esperanza por lo que considero importante hacer uso y trasladar en nuestro entorno las bondades de la paciencia. Bien decía mi Madre que, en la granja, lo que hagamos bien durante los primeros seis meses, nos dará sus resultados positivos en los seis meses siguientes. Todos saben bien que lo eficaces que seamos alimentando a las cerdas en la lactación nos va a repercutir tanto en la fertilidad como en la productividad al siguiente parto, y esto ahora es un ciclo reproductivo que tiene una duración de unos cinco meses, conocido como intervalo entre partos (objetivo < 150 días). El penúltimo día del año 2020, un empresario de porcino de Lérida me representaba de forma muy gráfica como en nuestro sector, no en pocas ocasiones, pretendemos alcanzar beneficios con las manos abiertas, y parte de estos se nos escapan entre los dedos por no tener claros esos objetivos más allá del corto plazo.

El verde es el color de la esperanza y que está en las empresas donde trabajo, lo cual, como base de partida, ya me agrada. Un antónimo de la esperanza es la desconfianza, lo cual me desagrada. Para tener esperanza debemos tener confianza, lo que sin duda está muy denostado en nuestros días. Espero que se cumpla lo que decía Daniel Defoe quien en 1722 escribió El Diario del año de la Peste en Londres, “que la cosa era más importante que la palabra, y el interés humano era más importante que cualquiera de las dos”. Dentro de las ordenanzas de la ciudad para controlar la peste (Yersinia pestis) como enfermedad infectocontagiosa que afecta a humanos y animales, me parece curioso relatar las precauciones que debían tomarse por lo que se refiere a la carne y al pescado averiados y al grano florecido: “queda prohibido tener dentro de la ciudad cerdos, perros, gatos o palomas domésticas, así como que los cerdos vaguen por las calles o callejas, y que, en caso de que el muñidor u otro oficial de la parroquia los encuentre, los retenga y sus dueños sean castigados de acuerdo con la ley del Consejo Municipal, y que los perros reciban la muerte por los hombres designados a tal fin”. Londres estaba dividida en 97 parroquias, por lo que sabiendo que en España solo tenemos 17 comunidades autónomas, me queda la esperanza de que seremos capaces de controlar el Coronavirus.

Es poco común pensar que pueda haber alguna esperanza mala, que puede haberlas, pero al menos alguna compañera de profesión que conozco con dicho nombre es buena, y a ella dedico esta columna de opinión. Tampoco todo aquello que tenga carga eléctrica negativa tiene que ser necesariamente malo, y para muestra la molécula de ADN. Este es un caso de ausencia de prueba, lo que a cualquier técnico nos permite reflexionar en el sentido de que no es lo mismo que la ausencia de la prueba. Solo espero y deseo para este nuevo año que la esperanza y la realidad vayan juntas en sensu stricto y que saquemos al exterior lo que Abraham Lincoln llamó “los ángeles que llevamos dentro”. Recordar, tan solo, que este decimosexto presidente de los EEUU estuvo al frente durante la guerra de Secesión, uno de los periodos de más grave crisis moral, constitucional y política que han sufrido los americanos, siendo capaz de preservar la unión entre los habitantes, fortalecer el gobierno y la economía, además de abolir la esclavitud. Quizás este sería un mejor referente que alguno de los propios.

¡FELIZ AÑO NUEVO 2021!

“Saber que se puede, querer que se pueda. Quitarse los miedos, sacarlos afuera. Pintarse la cara color esperanza. Tentar al futuro con el corazón. Es mejor perderse que nunca embarcar. Mejor tentarse a dejar de intentar. Aunque ya ves que no es tan fácil empezar.                                                                                   Se que lo imposible se puede lograr. Que la tristeza algún día se irá. Y así será, la vida cambia y cambiará” – Letra de la canción Color Esperanza 2020

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA